Las abejas son insectos voladores que suelen alimentarse de polen o néctar, aunque esto no es del todo así en algunos casos. Algunas especies han evolucionado para ir más allá y darse un festín con la carne de animales muertos. Es el caso de las conocidas como “abejas buitre”, cuyas tripas son ricas en bacterias amantes a los ácidos, muy similares a las que poseen los buitres, hienas u otros animales carroñeros. Éstas han evolucionado para obtener su proteína a partir de la carne muerta y por este motivo viven en la selva tropical.
Los científicos no entendían el “modus operandi” de estas abejas ni el por qué de su comportamiento. Por este motivo, instalaron en Costa Rica un total de 16 estaciones cebadas con 50 gramos de pollo crudo colgando de ramas situadas a más de un metro sobre el suelo, a las que multitud de ellas se acercaron atraídas por el olor. El hecho de cautivar a cuantas más mejor era fundamental para analizar las diferencias en la tripa de las abejas melíferas (comunes), abejorros o abejas sin aguijón y las abejas buitre. Tras estudiar el microbioma de las abejas al extraer el ADN de su abdomen, se averiguó que esta especie había perdido alguno de los microbios centrales que le caracterizan y por ello su intestino era más ácido.
Una de las bacterias presentes en las abejas buitres es el “Lactobacillus”, que también forma parte de muchos alimentos fermentados que consumimos los seres humanos, como por ejemplo la masa madre. Además, alberga otro denominado “Carnobacterium”, asociado con la digestión de la carne. Una dieta muy especial y diferente, aunque un dato importante es que esta extraña práctica no afecta a la miel de las abejas buitre, que se mantiene dulce y comestible, ya que las colmenas donde almacenan la carne para alimentarse no son las mismas que en donde conservan la miel.
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