
Pareciera que este equipo de Indios no es de playoffs. Es de media temporada y se acaba el gas. Al llegar la postemporada irremediablemente se arrugan, se achican de manera dramática. Estos mismos fueron capaces de llegar a una final en el 2019, pero a una victoria de lograr la corona, se hicieron pequeños, se arrugaron, forjándose un destino hasta estos días. Y son prácticamente los mismos. Esta generación de peloteros (la mayoría de la región) parece que va a pasar sin pena ni gloria, como las que han pasado desde hace 22 años. Y aquel amor, seguirá esperando. ¿Porqué insistir con los mismos?. Mejor los que siguen, haber que pasa. Estos ya no, está más que visto, no van a lograr nada. Están malditos. No pueden, no podrán. Mejor ya pensar en canjearlos para el próximo año, a todos. Traer sangre nueva, comprometidos, y los jóvenes que vienen, hacer una mezcla ideal. Hay que jugársela en el 2023. Ya no hay que esperar más. Los Cubillos, Eudores, Yahires, Migueles, los polllis, los Cano, Pacheco, ya no más. No lo van a lograr. Lo han demostrado a gritos. ¿El manager?, pues él no juega, pero también cuenta, y mucho. ¿Coach de bateo?. Parece que nunca lo hubo, pensó tal vez que las “super estrellas” a su cargo se manejaban solos. Nunca los ayudó a ajustarse, pareciera que tuvo miedo reprenderlos. ¿La afición?, como siempre fiel, con la esperanza, pero no, no merecen esto, eso no se vale.
La noche del sábado se jugó lo que seguramente fue el último partido del año en el Estadio Juárez. Y aunque el viento quiso echarle una manita a los completamente muertos Indios de Juárez, no fue suficiente, pues el bateo de Manzaneros ya había destrozado al bullpen fronterizo. Está por cumplirse exactamente lo que a los teporacas les sucedió hace exactamente un año. Y exactamente con las mismas trazas, bateo venido a la baja al final del torneo regular, al igual que el pitcheo. De que sirven los superlideratos y los sublideratos generales, absolutamente de nada, cuando todo se cae a última hora.
10-7 a favor de los visitantes fue el marcador final. Manzaneros tiene el plato servido para consumar la sorpresa, que para lo que ha pasado los últimos años, ya no es tan sorpresivo. Si todo esto terminara a favor de Indios, sería poco menos que un milagro. Pero hasta los milagros se consuman para quienes los buscan.
Ya hay que ir pensando en un torneo regional que traiga nuevas caras, y a esos jóvenes que dejan fuera ya darles la oportunidad. Porque otra vez con los mismos, no por favor. Ellos ya se quemaron solitos.